Me siento traicionado, desde mi más tierna infancia he
tenido sentimientos de afinidad con los que para mí fueron personas que
realizaban una labor muy importante en nuestra sociedad con la defensa de la
naturaleza. La RAE lo define como:
“Movimiento sociopolítico que propugna la defensa de la
naturaleza y la preservación del medio ambiente.”
Tenía 6 añitos y orgulloso exhibía mi carnet de ADENA hoy
en día conocida por WWF, fiel seguidor de Felix Rodriguez de La Fuente, no me
perdí ni un solo capítulo de sus documentales, en ese tiempo conocí la pesca,
de carpas, de Black Bass (le llamábamos Perca Americana), hacía bien poco que se
habían “introducido” por la Administración (ICONA), corría el año 1968. Ya
desde mis inicios de “presunto” pescador, mis sentimientos hacia los seres
vivos prevalecieron sobre la norma, nunca maté un pez, siempre los solté, para
mí no fue una competición, solo disfrute de esta afición.
Con el tiempo he pasado por casi todas las modalidades de
pesca y siempre he sido fiel a mis principios aún a pesar de la norma común de
llevarse peces a casa, yo no podía hacer algo así, ya entonces y sin conocer el
concepto de captura y suelta yo ya disfrutaba del mero hecho de pescar y
soltar, mis años de pesca de la trucha casi en solitario en los tramos sin
muerte, con el arponcillo del anzuelo chafado y manteniendo la tensión de la
picada para evitar dejar escapar y poder tener en mi mano esas maravillosas
truchas (si señores, truchas en muchas ocasiones Arcoíris), aunque debo
reconocer en honor de la verdad que muchas se zafaron de mi montaje y me
dejaron con los dientes apretados y su captura quedó en un ¡casi!.
Hoy a mis 54 años y medio siglo pescando, hoy, aquellos
que de crio idolatré, que defendí ante muchos su labor, que siempre me impresionaron
por su labor desinteresada, altruista, en pro de la vida, hoy, me han
defraudado, me han traicionado, se han corrompido.
Han conseguido derogar una modificación de una Ley
bárbara, inhumana, anti natural y asesina, haciendo que dicha modificación quede
sin efecto, por lo tanto debe aplicarse esa salvaje Ley, fruto de la ignorancia
y del más salvajismo precepto de “defensa del hábitat acuático” entre otras
flores. Precisamente ellos, los que yo inocentemente creía que luchaban por la
vida, resulta que abogan por el exterminio de especies enteras de nuestras
aguas, alegan que no son de aquí, que las introdujeron y que además son
catalogadas como “invasoras”. No voy a negar los hechos probados y consumados,
efectivamente son de fuera, pero alguna especie como la carpa común lleva con
nosotros desde mucho antes de existir esto que denominamos ESPAÑA.
Señores, a la lógica me remito, dicen que la naturaleza
es sabia, no lo sé, lo que si se es que se autorregula, dicen que estas
“malvadas” especies han expulsado a las autóctonas, Pues sólo hay que mirar que
en muchas, muchísimas aguas conviven perfectamente en armonía las carpas y los
barbos y otras muchas especies más de “dentro” y de “fuera”.
Materialmente, es imposible erradicar estas especies, si
alguien piensa en el uso de “venenos” de peces, debe recordar que cualquier
producto vertido en el agua, al final acaba en nuestro grifo.
Por todo esto, debo pedir, no, debo exigir, en nombre de
ese “ecologismo idealista” que uso yo, ¡dejad vivir a los peces!, no a las
matanzas indiscriminadas, no a la “última ratio Regis”.
Porque si no, deberé pensar que sí, que he sido
traicionado, que aquellos que se llenan la boca con la defensa de la
naturaleza, que aquellos que dicen de velar por la vida de los ríos, esos que
nunca hemos visto en esos ríos que juran defender, limpiando y velando que nada
altere el ecosistema, esos que tendré que llamar ecologistas de documentales,
esos han corrompido el significado del ecologismo, han retorcido su función,
han malinterpretado su labor transformándose en “talibanes” radicales de algo
que nada tiene que ver con el ecologismo, por eso han conseguido que los que
piensan como yo los repudien.
Enrique Bellet Puig
Pescador