lunes, 4 de abril de 2016

El Ecologismo malinterpretado, retorcido, transfigurado, radicalizado.


Me siento traicionado, desde mi más tierna infancia he tenido sentimientos de afinidad con los que para mí fueron personas que realizaban una labor muy importante en nuestra sociedad con la defensa de la naturaleza. La RAE lo define como:

Movimiento sociopolítico que propugna la defensa de la naturaleza y la preservación del medio ambiente.”
 
Tenía 6 añitos y orgulloso exhibía mi carnet de ADENA hoy en día conocida por WWF, fiel seguidor de Felix Rodriguez de La Fuente, no me perdí ni un solo capítulo de sus documentales, en ese tiempo conocí la pesca, de carpas, de Black Bass (le llamábamos Perca Americana), hacía bien poco que se habían “introducido” por la Administración (ICONA), corría el año 1968. Ya desde mis inicios de “presunto” pescador, mis sentimientos hacia los seres vivos prevalecieron sobre la norma, nunca maté un pez, siempre los solté, para mí no fue una competición, solo disfrute de esta afición.
 
Con el tiempo he pasado por casi todas las modalidades de pesca y siempre he sido fiel a mis principios aún a pesar de la norma común de llevarse peces a casa, yo no podía hacer algo así, ya entonces y sin conocer el concepto de captura y suelta yo ya disfrutaba del mero hecho de pescar y soltar, mis años de pesca de la trucha casi en solitario en los tramos sin muerte, con el arponcillo del anzuelo chafado y manteniendo la tensión de la picada para evitar dejar escapar y poder tener en mi mano esas maravillosas truchas (si señores, truchas en muchas ocasiones Arcoíris), aunque debo reconocer en honor de la verdad que muchas se zafaron de mi montaje y me dejaron con los dientes apretados y su captura quedó en un ¡casi!.
 
Hoy a mis 54 años y medio siglo pescando, hoy, aquellos que de crio idolatré, que defendí ante muchos su labor, que siempre me impresionaron por su labor desinteresada, altruista, en pro de la vida, hoy, me han defraudado, me han traicionado, se han corrompido.
 
Han conseguido derogar una modificación de una Ley bárbara, inhumana, anti natural y asesina, haciendo que dicha modificación quede sin efecto, por lo tanto debe aplicarse esa salvaje Ley, fruto de la ignorancia y del más salvajismo precepto de “defensa del hábitat acuático” entre otras flores. Precisamente ellos, los que yo inocentemente creía que luchaban por la vida, resulta que abogan por el exterminio de especies enteras de nuestras aguas, alegan que no son de aquí, que las introdujeron y que además son catalogadas como “invasoras”. No voy a negar los hechos probados y consumados, efectivamente son de fuera, pero alguna especie como la carpa común lleva con nosotros desde mucho antes de existir esto que denominamos ESPAÑA.
 
Señores, a la lógica me remito, dicen que la naturaleza es sabia, no lo sé, lo que si se es que se autorregula, dicen que estas “malvadas” especies han expulsado a las autóctonas, Pues sólo hay que mirar que en muchas, muchísimas aguas conviven perfectamente en armonía las carpas y los barbos y otras muchas especies más de “dentro” y de “fuera”.
 
Materialmente, es imposible erradicar estas especies, si alguien piensa en el uso de “venenos” de peces, debe recordar que cualquier producto vertido en el agua, al final acaba en nuestro grifo.
 
Por todo esto, debo pedir, no, debo exigir, en nombre de ese “ecologismo idealista” que uso yo, ¡dejad vivir a los peces!, no a las matanzas indiscriminadas, no a la “última ratio Regis”.
 
Porque si no, deberé pensar que sí, que he sido traicionado, que aquellos que se llenan la boca con la defensa de la naturaleza, que aquellos que dicen de velar por la vida de los ríos, esos que nunca hemos visto en esos ríos que juran defender, limpiando y velando que nada altere el ecosistema, esos que tendré que llamar ecologistas de documentales, esos han corrompido el significado del ecologismo, han retorcido su función, han malinterpretado su labor transformándose en “talibanes” radicales de algo que nada tiene que ver con el ecologismo, por eso han conseguido que los que piensan como yo los repudien.
 
Enrique Bellet Puig
Pescador

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